Y quién no ha querido alguna vez ser escritor. Lograr transcribir, utilizando unas sencillas letras, aquello que ronda por nuestra cabeza, eso que está tan claro en nuestra mente cuando lo pensamos, pero que huye espantado cuando intentamos amarrarlo con la tinta de un bolígrafo o las teclas de un ordenador al imaginario colectivo.
Porque escribir es difícil, y no todos logramos depurar nuestro estilo, ni escribir de tal forma que los lectores se impliquen y quieran saber qué pasará después. Y pasa lo mismo con cualquier forma de expresión artística, con un cuadro, una escultura o una joya exquisita. No todos somos capaces de crearlas: solo podemos observar.
Veamos, cuando visitamos un museo observamos continuamente. Si distinguimos un objeto que nos gusta, un objeto que no queremos olvidar, solemos coger la cámara de fotos y tratamos de captar esa imagen para siempre. "Para eso sirven las cámaras", me diréis, "para guardar ese breve reflejo de nuestro paso por el mundo, uniéndonos con un positivo a color a aquellos objetos que nos han marcado en algún sentido".
Todo eso es cierto, pero yo pienso que no es lo mismo conservar solamente una imagen, que poder rememorar las sensaciones que ese objeto nos ha traído, aquello que pensábamos cuando hicimos esa foto, o lo que imaginábamos al contemplar ese bello cuerpo esculpido en el mármol.
No, no es lo mismo. Y creo que a veces necesitamos escribir sobre ese objeto, contar porqué nos seduce tanto, porqué ese cuadro, esa escultura, ese traje, no van a caerse de nuestra mente en una buena temporada. Quizá es porque esos objetos contribuyen a modelar nuestras vidas.
Pero si quiero escribir y no puedo, ¿cómo hacer para evitar que esas ideas se pierdan en las madejas de neuronas que forman nuestro cerebro? Pues en esto han pensado en el Victoria & Albert Museum. Han caído en la cuenta de las necesidades del visitante de museos que no quiere quedarse en la simple contemplación, y han preparado un curso de escritura creativa basado en sus piezas artísticas: aprender a escribir contemplando sus obras, reflexionando sobre ellas, imaginando su olor, su textura, aquellas historias que nos evocan. Plasmar con tinta lo que vemos, dándonos ejercicios e ideas prácticas para que nos sea más leve esa tarea.
Se puede pecar de ampuloso o de sencillo al escribir, de escabroso o de puritano, de amargado o de infantil, y nuestras palabras pueden reflejar nuestro pensamiento lógico o aquello que imaginamos, algo que hemos visto apenas o aquello que siempre hemos querido describir. En cualquier caso, solo con lograr recuperar aquello que sentimos al ver esas piezas, logrando escribirlo cada día un poco mejor, habremos alcanzado nuestro objetivo.
Victoria & Albert Museum Creative writing project
No hay comentarios:
Publicar un comentario